ANECDOTARIO


01 Anécdota del COMIL02 Operación Cowboy03 Reflexión de un Crnl Maestro de Equitación04 Bienvenidos a la Mejor Escuela
05 El Militar06 Ser Militar07 La Vida y el Caballo08 El Último Jefe
09 El Sueño que Muchos no Entenderán10 Ser soldado 11 Reflexión del Caballo12 Saludo de Navidad
13 Napoleón Bonaparte y la clasificación de sus Soldados14 Paradoja de Ser Militar es Eso15 Palabra e Honor16 Mi Reino por un caballo
17 Anécdota de Winston Churchill18 Anécdota del General Grant19 Larga Vida en Salud20 Un día me platicaba mi Abuelo
21 Creación del Caballo (Leyenda Árabe)22 Los soldados caídos de la caballería23 Mi Amigo24 Qué es ser Soldado de la Patria
25 Promoción Los Pelados26 La Caballería Recuerdos del Mayo. Napoleón Izquierdo27 Réquiem de la Caballería28 No soy Hija de Militar, Esposa Sí
29 Caballo Huaso30 La Escénica de ser Militar31 Pautas para nombrar un Comandante32 Carta de FROSNAAGO al Sgos. (sp) Manuel Pinos
33 EL COLEGIO MILITAR, El Aprendizaje del Miedo34 El General Roca35 Eres de Caballería36
37383940

01 Anécdota del COMIL


02 Operación Cowboy


03 Reflexiones de un Sr. CRNL. Maestro de Equitación


04 Bienvenidos a la mejor Escuela


05 El Militar


06 Ser Militar


07 La Vida y el Caballo


08 El Último Jefe


09 El sueño que muchos no entenderán


10 Ser Soldado


11 Reflexión del Caballo


12 Saludo de Navidad


13 Napoleón Bonaparte y la clasificación de sus Soldados


14 Paradoja de Ser Militar es Eso


15 Palabra de Honor


16 Mi reino por un Caballo


17 Anécdota de Winston Churchill


18 Anécdota del General Grant


19 Larga Vida en Salud


20 Un día me platicaba mi Abuelo


21a Creación del Caballo Leyenda Árabe


22 Los soldados caídos de la caballería


23 Mi Amigo


24 Qué es ser Soldado de la Patria


25 Promoción Los Pelados


26 La Caballería Recuerdos del Mayo. Napoleón Izquierdo

LA CABALLERIA

(Mayor NAPOLEÓN IZQUIERDO B.)

(Mis recuerdos)

¿Podríamos llamar Caballería a un grupo armado de gentes a caballo? No; mientras no posean nobleza, responsabilidad, bravura, generosidad, ideales de inmortalidad, conquista y gloria, todo lo cual se transforma en Espíritu y tradición.

El amor a la Caballería nace con los sueños infantiles de algún día llegar a ser grande de cuerpo y espíritu; vestir un gentil uniforme y montar un bello alazán que compita con el viento, como aquellos potros de JOSÉ EUSTACIO RIVERA:

“Atropellados por la pampa sueltos,

los potros en febril disputa

hacen rodar sobre la ruda ruta

los huracanes en su crin revueltos…»

Nací en un hogar militar. Desde que fui niño oí de mi padre, no solamente las historias del Quijote, sino también sus bellas relaciones de los jinetes de PÁEZ, de esos llaneros que cantaban:

«Sobre la paja, la palma;

sobre la palma, los cielos;

sobre mi caballo, yo,

y sobre yo, mi sombrero…»

y que cruzaron el APURE, tomados de las crines de sus caballos, para desnudos, abordar con sus lanzas y sus cuchillos y apropiarse de las Flecheras Españolas. La carga grandiosa de los Granaderos de LAVAYEN y los Dragones de IBARRA en TAPI que abrió el camino para el triunfo en PICHINCHA. Las cargas de la Caballería de BOLÍVAR en JUNÍN que condujo a la derrota final de los Españoles en AYACUCHO. La carga de los 20 «BRAVOS» del «YAGUACHI» en SARAGURO y las del «CEDEÑO» que inició la derrota Peruana en TARQUI.  Nos dormimos para seguir soñando que éramos uno de esos jinetes, lanza en ristre, cabalgando con la vanguardia de CESTARI, con PÁEZ, con BOLÍVAR, conquistando victoria tras victoria sobre los GODOS Españoles y las tropas de LA MAR.

Luego nuestro corazón se agitaba con emoción infinita cuando se nos contaba de las grandiosas cargas de NEY, comandando los Cuerpos de Caballería Napoleónica, guiado por su lealtad al Emperador, hasta llegar, oleada tras oleada, al sacrificio de sus jinetes y caballos que quedaron al fondo de las depresiones que rodeaban la colina de WATERLOO.  Nos llenábamos de admiración ante la bravura obediente de los «SEISCIENTOS» jinetes de la Brigada Ligera, diezmados por los cañones Rusos en la planicie de BALAKLAVA.

En el Colegio «MEJÍA» don ISAAC BARRERA y HUGO MONCAYO se extasiaban al describir las campañas de liberación.  Pusieron belleza y poesía a las cargas de los cuerpos de Caballería de los patriotas en TAPI, TARQUI, JUNÍN, CHACABUCO, EL PANTANO DE VARGAS, BOYACÁ.  

No había cumplido mis 10 años cuando mi padre me llevó a la Avenida 24 de MAYO, para mirar el desfile Militar en celebración del triunfo de SUCRE en PICHINCHA.  Por primera vez vi, en realidad, a una unidad de nuestra Caballería.  El Regimiento «YAGUACHI» No. 1 comandado por un Jefe moreno, alto, señorial, de gran figura, que infundía respeto y admiración, el Coronel FILEMÓN BORJA, en uniforme de parada, de guerrera azul impecable, con charreteras doradas, bandolera y cinturón de hilo de oro con los colores nacionales, casco prusiano con escudo y cono dorados que, igual que la hoja de su enorme sable, relucían deslumbrantes bajo los rayos del sol QUITEÑO.  Montaba un enorme alazán tostado, de cara y patas blancas, enjaezado con riendas de puntas de platea y una gualdrapa del mismo azul de la guerrera. Si mi memoria me es fiel, el nombre de ese hermoso animal era el de «CÓNDOR SOL».  

El toque de «A LA CARGA» de los clarines, inició el desfile del Regimiento.  Los gallardetes tricolores en las puntas de las lanzas formaban líneas perfectas cuando los Escuadrones rendían honores al Presidente TAMAYO.  Desde ese momento, mi infantil amor a la Caballería se transformó en el incontenible y ambicioso deseo de llegar a ser Oficial del «YAGUACHI».  

Poco tiempo después, en la población Carchense de SAN GABRIEL, presencié la primera jura de la Bandera del nuevo Escuadrón a caballo «FEBRES CORDERO», cuyo comandante fue el Mayor RAMÓN RUEDA; Entre sus Oficiales estaban el Capitán JOSÉ MENA y el Alférez RUBÉN ARMENDÁRIZ.  

Durante mis años de jóvenes, principalmente mientras mi padre estuvo en Servicio Activo, tuve la suerte de poder visitar frecuentemente el cuartel del Regimiento «YAGUACHI» en LA MAGDALENA.  Entonces conocí y hasta me permitiría decir que fui amigo de esos grandes Jefes que dejaron nombre en el YAGUACHI, la Caballería, el Ejército, el País.  Mi admiración por ellos podría resumirse en esas CINCO palabras que me inculcaron el día que ingresé como Cadete a la Escuela Militar en la RECOLETA: «Respeto a mis viejos sagrados antiguos».  

Los más antiguos quizá el General ALBERTO ROMERO, posteriormente Comandante del Ejército y Ministro de Defensa.  El Coronel NICOLÁS SANTOS, el Coronel NICANOR SOLIZ.  Les sigue quién posiblemente fue el Jefe más distinguido de la Caballería, el señor General ALBERTO ENRÍQUEZ GALLO; Posteriormente fue Ministro de Defensa y Jefe Supremo, dejando en un año de gobierno transformaciones trascendentales para el País, como el Código del Trabajo.  Los Choferes y la Policía Civil, son organizaciones que le honran y le recuerdan con gran afecto y respeto.  

Jefes del Arma dignos de recordarse son también el General MARCO TULIO LEÓN, el Coronel CARLOS ENRÍQUEZ BERMEO, el Coronel AGUSTÍN ALBÁN BORJA, el Coronel PABLO BORJA LARREA.  Posiblemente se encuentra entre los asistentes el día de hoy el Teniente Coronel SEGUNDO NAVARRO.

Cuando ingresé como Cadete, el Director de la Escuela Militar fue uno de los grandes Jefes de Caballería, de gallarda presencia física, grandes dotes morales, excelente educador de Oficiales, el Sr. Coronel AQUILINO VÁSCONEZ, Mis Instructores de Equitación en la Escuela Militar fueron los entonces Tenientes RUBÉN ARMENDÁRIZ y JOSÉ ARIAS COX.  Para quienes aspirábamos a ser Oficiales de Caballería, ambos nos dieron ejemplo e inculcaron mucho del espíritu y virtudes del Arma.  Educación semejante recibí de mi primer Brigadier Instructor en mi Escuadra de reclutas, el actual Capitán de Caballería LUIS JÁCOME R.

Ya como Alférez de Caballería, fui designado a mi primera guarnición; encontré como primer Comandante del recientemente formado, Grupo de Caballería «ALHAJUELA No. 3», al Teniente Coronel WASHINGTON ZAVALA LOOR, quién nos recibió y guio a los nuevos Oficiales con mucho afecto.  Para él los «SUCHES» éramos sus «CATARROS». Tuve la buena estrella de que mis primeros Comandantes de Escuadrón hubiesen sido dos excelentes Capitanes, que no solamente fueron Jefes sino también amigos y de quienes recibí enseñanzas y guías para enrumbar mi carrera en el Arma, fueron SALOMÓN LARREA TORRES en SANTA ROSA y GONZALO ROSERO en ARENILLAS. Cordiales amigos y ejemplo en el servicio fueron los entonces Tenientes ALEJANDRO CHIRIBOGA DONOSO y VIRGILIO BUSTOS.

Cuando fui trasladado al Grupo «DÁVALOS» No. 2 en RIOBAMBA, tuve igualmente la buena suerte de servir bajo las órdenes del Primer Comandante Teniente Coronel JORGE QUINTANA (posteriormente Ministro de Gobierno del General ENRÍQUEZ), el Segundo Comandante, Mayor GUSTAVO SEVILLA y los Comandantes de Escuadrón, Capitanes CARLOS PATIÑO ZÁRATE y JORGE MALDONADO EGAS, de quien recibí muy valiosas enseñanzas.

En el Grupo «YAGUACHI» No 1 en QUITO, el Primer Comandante fue un Jefe de gran señorío, el Sr. Coronel CARLOS MANCHENO CAJAS, quien después, como Ministro de Defensa hizo mucho por el mejoramiento de las Fuerzas Armadas que convalecían recién de la Tragedia de 1941; entre otras acciones promovió la educación y perfeccionamiento de muchos Oficiales en las Escuelas Superiores Militares de CHILE, ARGENTINA y COLOMBIA.  

Día inolvidable es para mí aquel 10 de AGOSTO, en que bajo su comando desfilé a galope frente a mi pelotón en línea.

Instructor de Equitación en el Séptimo Curso de Caballería fue ese gran Maestro que, con paciencia y dedicación, nos ofreció sus enseñanzas y experiencias, el Sr. Capitán GUSTAVO MONCAYO.  Como recuerdo del Séptimo Curso hay un esbozo y parodia de uno de los lemas de Caballería:

«SI NO TENIS

La vista de ÁVILA

La cara del LEÓN

El cuerpo del IZQUIERDO

La boca de la GRANJA

Las piernas del ORTIZ

La pose del JUAN

La rabia del CUETE y

La agilidad del TAPIA

Salí no más afuera que no debís ser

del Curso de Caballería»

Al terminar el Séptimo Curso de Caballería.  HUGO ORTIZ fue dado el pase a un puesto donde podo cumplir su cita con la Gloria.  

El éxito que tuvimos en el Séptimo Curso de Caballería, se debió en gran parte a la decisión del Coronel AGUSTÍN ALBÁN BORJA, quien nos independizo de la hibridez con que nos iniciamos y a la generosidad del Teniente Coronel GUSTAVO SEVILLA, entonces Primer Comandante del “YAGUACHI”, quien nos acogió y abrió las puertas de su Unidad.  

En JULIO de 1941 las Unidades de Caballería son retenidas en QUITO, RIOBAMBA, CUENCA y GUAYAQUIL.

A principios de AGOSTO, después del retiro de nuestras agotadas tropas de la Zona de ZARUMILLA y EL ORO.  TRES (03) Grupos de Caballería, o, mejor dicho, fracciones del «YAGUACHI», «FEBRES CORDERO» y «ALHAJUELA» son destinados a puestos de avanzados para taponar posibles vías de avance enemigo.  Tareas aisladas y sin coordinación, pero en ellas, a pesar de las limitaciones de armamento y municiones y la falta de medios de comunicación, se desempeñan con éxito y aún con Gloria.  

El Capitán MOISÉS OLIVA, con los Tenientes LEÓNIDAS PLAZA y EDUARDO ZURITA, con un Pelotón del «FEBREROS CORDERO» sorprenden y desalojan a los Peruanos en PANUPALI.  Cae gloriosamente el Cabo. MIGUEL VACA.  

Una fracción del «YAGUACHI», con el Capitán LUIS PIÑEIROS y los Tenientes ARTURO SUÁREZ, ALFREDO LÓPEZ y SEGUNDO MOROCH, es destinada a las alturas de PUCARÁ y los inhóspitos páramos de “GIGANTONES” que dominan la CUENCA alta del JUBONES.  Para la violenta y sorpresiva acción de POROTILLO, donde el avance Peruano es aniquilado, están presentes el Capitán ALEJANDRO CHIRIBOGA y el Teniente JORGE GORTAIRE VITERI.

Por recomendación del Primer Comandante del «ALHAJUELA» Mayor CARLOS ALBÁN VELASCO, DIECISÉIS (16) hombres del Grupo, bajo mi mando y del Subteniente JAIME SOLÓRZANO VILLOTA, fueron destinados a establecer un puesto militar en EL ZAPOTE (o PENSILVANIA) en la Provincia de EL ORO, en la zona baja de JUBONES.  

Después de las informaciones enviada al Comando de la Zona Militar en GUAYAQUIL, consecuencia de los reconocimientos que desde el primer momento se efectuaron sobre el enemigo, principalmente en la región del GUABO, LA IBERIA, PASAJE, el Comando Militar decide establecer CUATRO (04) puestos adelantados con un Oficial y VEINTE (20) hombres cada uno:

En EL ZAPOTE, el Teniente ÁVILA; LAS DOS BOCAS, Teniente IZQUIERDO; BARBONES – LA MARÍA, Subteniente SOLÓRZANO; TENDALES, Teniente ZAPATIER, además en TENGUEL un Comando de Sector con el Mayor ALFREDO VILLACÍS y un Comando de Escuadrón con el Capitán CARLOS SUÁREZ PALACIOS y VEINTE (20) hombres.  

Se establece una cobertura, abierta y débil.  El Escuadrón actúa a caballo, con ganado recogido en la región, esos ejemplares YUNGAS.  A pesar de los ataques aéreos y demostraciones frecuentes de fuego de artillería y armas pesadas por parte de los Peruanos, los puestos del «ALHAJUELA» mantienen una constante acción de patrullaje, reconocimiento e infiltración sobre las posiciones ocupadas por el enemigo, el que se recluye en EL GUABO.  

El 5 de OCTUBRE, por orden terminante de la Superioridad Militar en QUITO y como exigencia del «TRATADO DE TALARA», contra la voluntad y protesta de Oficiales y Tropa, los puestos adelantados del «ALHAJUELA» son replegados a TENGUEL y BALAO.  

Por consiguiente, podemos considerar que, en los momentos más difíciles del año de 1941, la Caballería fue destinada a cubrir las posiciones más críticas con la tarea de detener los avances que el enemigo planeaba e intentó hacia el interior de nuestro país.  

Entre los jefes que después de 1941 comandan los Grupos de Caballería, podemos recordar a esos Señores que fueron ALEJANDRO ALVEAR, CÉSAR LEÓN, RUBÉN ARMENDÁRIZ, FRANCISCO PORTILLA, ANTONIO SERRANO, ESTUARDO SILVA VELA (Machiculí), CARLOS CABRERA, LUIS PIÑEIROS, HORACIO SEVILLA.  

Quienes siguen después, dejando sus huellas, recuerdos y enseñanzas, pertenecen ya mi generación; entre otros, MIGUEL AYALA, VÍCTOR AULESTIA, WAGNER HOLGUÍN, SEGUNDO MOROCH, GUSTAVO BANDERAS ROMÁN, CARLOS BORJA, ANTONIO MORAL, GONZALO ORELLANA, LEOPOLDO FREIRE, GUSTAVO CORRAL, ANTONIO ABARCA, FEDERICO GORTAIRE, RENÉ CUEVA, LUIS MONTALVO, GUILLERMO PINTO, VÍCTOR VALLEJO, GONZALO ORTIZ.  

De quienes fueron Cadetes cuando ya nosotros éramos sus jefes y profesores, y que llegaron a ser muy distinguidos Comandantes en el Arma y Generales, podemos recordar a JAIME SEMBLANTES, RODRIGO MORALES, NICANOR ZAMBRANO.  Me permito mencionar también a VÍCTOR ASTUDILLO, que acabó su carrera y su vida en un trágico y absurdo accidente de tráfico.  

De los Generales que todavía en servicio activo honran a la Caballería y al Ejército, tenemos a los Señores JOSÉ SUÁREZ RUEDA, EDMUNDO VIVERO, GUSTAVO ULLOA, GUALBERTO CARRILLO.  

Pido disculpas a quienes no nombro y también por no llevar el orden de jerarquía.  No puedo permitirme el lujo de pasar lista y mandar a numerarse a todos esos jóvenes, nuevos para mí, distinguidos y ejemplares Jefes, varios retirados ya, como OSWALDO CABRERA, RAÚL COSTALES, JULIO GUERRERO, HERNANDO REYES, FERNANDO BRAVO, JAIME VEINTIMILLA.  

Y, entre los que todavía, muy honrosamente visten sus uniformes, educando y construyendo las nuevas generaciones que nos seguirán y continuarán con las tradiciones de la Caballería, están MARCELO DELGADO, GONZALO DE LOS REYES, DANIEL ESPINOZA, KLEBER CASTILLO, FABIÁN NOBOA, WILLIAM  NAVARRETE, CARLOS DURÁN, MARCOS CAIZAPANTA, MARCO JARRIN, HERNÁN CLAVIJO, JORGE SALGADO, NELSON GUDIÑO, MIGUEL ITURRALDE, JOSÉ VILLAMIL, CARLOS TERÁN, MARIO BONILLA, HUMBERTO RODRÍGUEZ, ROBERTO RODRÍQUEZ, FRANCISCO GUTIÉRREZ, CÉSAR ULLAURI, BOLÍVAR VALENCIA, ROBERTO CORREA,  GUSTAVO CAÑIZARES.  

¿Quiénes continuarán cultivando el espíritu y las tradiciones de la Caballería?  Seguramente muchos de los jóvenes Oficiales que están aquí presentes y otros que ahora forman los Grupos del Arma.  Igualmente, esos llenos de ilusiones e ideales que cursan el Colegio y la Escuela Militar y, algunos todavía no nacen. El espíritu de Caballería continuará como un proceso normal para los que la forman y persiguen sus ideales.  

Un buen número de quienes estamos presentes, hemos vivido nuestro tiempo, hemos tenido nuestra época, hemos recogido las enseñanzas que nuestros «SAGRADOS ANTIGUOS» nos han ofrecido y legado.  Nuestra obligación ha sido, es y será, mientras podamos, dejar a quienes nos siguen nuestra contribución y continuativa. Quizá en el flujo de la carrera y del Arma y en el transcurso regular e inflexible del tiempo y de la vida, nosotros nos transformamos también en “SAGRADOS ANTIGUOS» de los que nos siguen y así sucesivamente.  

Igual que la vida, el Servicio Activo en la Carrera Militar es transitorio solamente, pero aún fuera de él, como soldados que continuamos siendo, tenemos el deber de seguir brindando y transmitiendo nuestras experiencias y conocimientos ganados en el transcurrir de nuestros tiempos.  Quizás por esta razón sea justa la expresión del General MACARTHUR: “OLD SOLDIERS NEVER DIE, THEY JUST FADE AWAY” … “LOS VIEJOS SOLDADOS NUNCA MUEREN, SOLAMENTE SE ESFUMAN”. Lo que queda de nosotros son las enseñanzas que dejamos a los demás. Enseñanzas y ejemplos.  

Brillante idea de a quien con todo afecto lo llamaron PEPE, el General SUÁREZ RUEDA, fue la creación del Grupo Honorífico “PANUPALI” N° 41, en cuyo orgánico tendremos permanentemente cabida los que pasamos a ser “SAGRADOS ANTIGUOS”, incluyendo hombres como los que fueron Sub-oficiales y llegaron a ser Oficiales, como HUACA, BELISARIO VILLACÍS, HERMEL MOSCOSO, NOGUCHI ESPINOZA.  

Si los individuos nos esfumamos, las instituciones, como la Caballería, son permanentes.  Se transforman, se engrandecen y perfeccionan.

La Segunda Guerra Mundial nos mostró, lo que, en esa época, hace 35 años, era un fantástico desarrollo y progreso de las armas y medios bélicos. Como consecuencia de aquellos adelantos técnicos en la Ciencia de la Guerra.  Los Ejércitos de las grandes potencias en conflicto, eliminaron el caballo como elemento de combate.  Lo reemplazaron por vehículos motorizados y blindados.  La Caballería se transformó en Mecanizada, pero los hombres seguían siendo los de a caballo.

Las ruedas, las orugas, la coraza, llevaban consigo el espíritu, los principios, tareas y objetivos de la Caballería de Sangre.  No pudieron llevar la nobleza del caballo, que nos dio el nombre y el significado de Caballería, Caballero, Caballerosidad.  Muchos ejércitos han conservado como reliquias, como símbolos y como escuelas unidades de Caballería a Caballo. Se hace honor a aquellos seres vivos, que sienten, que gozan y que sufren; aquellos que los llamé «ANTIGUOS COMPAÑEROS DE ARMA»:

«Aquellos que nos sirvieron desinteresada y lealmente;

estuvieron junto a nosotros en los momentos buenos y malos;

en los fáciles, en los duros; en los alegres, en los tristes;

a quienes con su decisión, valor y abnegación

contribuyeron a mantener y engrandecer

las gloriosas tradiciones de la Caballería,

dejando su noble ejemplo para inspiración de las generaciones a seguirnos”.

La Segunda Guerra comprobó también que la Caballería de Sanare no será completamente eliminada; siempre habrá tareas específicas e insustituibles para ella.  Nuestras Fronteras en el Sur lo necesitan.  

A caballo, sobre ruedas, sobre orugas, bajo las aspas de los helicópteros, en el aire o desde el aire, la Caballería estará cumpliendo sus tareas tradicionales de buscar al enemigo en la Vanguardia, de perseguirlo, de cubrir las retiradas, de acudir hacia donde su rapidez y potencia de fuego lleve la decisión en el combate y batalla.  

Los hombres que hacemos la Caballería debemos mantener su tradición y su espíritu.  Continuaremos con nuestros ideales, que los soñamos de niños y ahora los soñamos en nuestros años de añoranza.  Seguiremos buscando la Gloria, esa Gloria tan esquiva, que pocos son los que pudieron alcanzarla.  

Si Dios nos permite el pecado de envidiar, envidiemos al Cabo. MIGUEL VACA en PANUPALI, pasar la ametralladora de sus manos moribundas a las de su Oficial, pidiéndole que «VENGUE SU SANGRE».  Envidiamos a HUGO ORTIZ que se vistió de blanco para esperar al enemigo y desafiarlo y entregar su vida en defensa de la Patria en un recodo olvidado y escondido en unos de los ríos de la Amazonía Ecuatoriana.  

Estos dos hombres de nuestra Caballería consiguieron la Gloria, que los que ahora pertenecemos a ella y los que vengan después podamos imitarlos.

Gracias,

Mayor NAPOLEÓN IZQUIERDO B.

Quito, 23 de abril de 1984


27 Réquiem de la Caballería

RÉQUIEM DE LA CABALLERIA

Por: EDMUNDO VIVERO B.

General de Div.

Siento la obligación de escribir a manera de oración fúnebre, algunas realidades sobre nuestra Gloriosa y Eterna Caballería. Y es que el haber sido testigo del vía crucis que ha sufrido esta Noble Arma, me permite tomar un riesgo calculado sobre las siguientes reflexiones que pongo a su consideración.

Diría que todavía es más atrevido permitirse comentar sin fundamento sobre el uso del Caballo en la Guerra Moderna, y limitarse a decir que la Caballería llegó a su fin. Sin entrar en profunda discusión frente a ambos temas, quisiera más bien resaltar la formación y el profesionalismo del Soldado de Caballería, la filosofía de su verdadero empleo y la comprensión del icono que nos caracterizó siempre, el hecho de ser más bien DISTINTOS que catalogarnos como los mejores. El eterno trajinar por las respetadas Unidades de Caballería de Sangre, permite disponer de virtudes y valores con precio incalculable; esto es ser hombres de honor, amantes del peligro, jugadores del riesgo, leales en la batalla, y caballeros a toda prueba.

Invito a recordar la parte doctrinaria donde se reconocía a la Caballería como un Arma básica insustituible en las misiones de combate. El tiempo pasó y confrontando los escenarios de la guerra moderna, encontramos al Caballo sustituido por otros medios de transporte y movimiento táctico; me refiero a los elementos Mecanizados y hasta Helicópteros. Sustituciones obligadas e indiscutibles a la hora del empleo en escenarios de alta tecnología como los actuales; sin embargo, pretender que la mano invisible del divisionismo se apodere también de DOS (02) Armas Nobles, siempre lo consideré un traspié. Bajo un nuevo nombre, han sectorizado sentimientos, valores y tradiciones; mismos antes eran parte importante del orgullo de nuestro Ejército y pilar fundamental para el respeto con que nos miraba y admiraba la sociedad.

Es nuestro deber revivir algunos hechos históricos que sustentan la eternidad de la Caballería. Aquel GRUPO DE NOBLES CABALLEROS, dignos guerreros, cuyos triunfos y hazañas permitieron llegar a ser parte de una Patria libre. Estos Señores, nuestros héroes…eran de Caballería. Cada año recordamos con veneración los Combates de la Independencia, POROTILLO y PANUPALI, que fueron ganados por Unidades de Caballería combatiendo a pie. Para lograr el éxito en la batalla, ejecutaron «GOLPE DE MANO Y EMBOSCADA» y se logró frenar la embestida Peruana que tenía intenciones de conquistar CUENCA por ambos ejes.

En la década del 60, la Caballería Eterna se vistió de gloria, pues cumplió una muy difícil misión ordenada por el mando de aquel entonces; «SE DEBÍA COMBATIR LA DELINCUENCIA EN LA PROVINCIA DE MANABÍ». El haber formado parte del Grupo de Caballería FEBRES CORDERO, me permite testificar esas operaciones unas veces operamos motorizados otras veces a pie y otras a caballo dependiendo siempre del objetivo. Debíamos siempre guardar la cautela operativa necesaria y el sigilo como fuentes del éxito. Esta campaña brillante fue fielmente reconocida por toda la sociedad Manabita. Medio siglo atrás habría sido el pueblo de LOS RÍOS quien homenajeaba al Grupo de Caballería CAZADORES DE LOS RÍOS, cuando esta Unidad cumplió misiones de iguales características en esa Provincia Costera.

Años más tarde, y para orgullo de quien escribe estas líneas, un Escuadrón de SETENTA (70) hombres de a caballo comandados por el Teniente EDMUNDO VIVERO realizaba un «DESMONTAMIENTO» en el interior del Palacio Legislativo para ocupar posiciones, pues habían recibido la misión de defender al Presidente Dr. CARLOS JULIO AROSEMENA de un posible ataque por parte de DOS (02) Unidades Quiteñas. La presencia y ametrallamiento disuasivos de aviones de la FAE, obligó a la retirada de los ofensores, cuando la Unidad montada estaba en posición y con el ánimo listo para el combate. Muchos pueden dar testimonio del fiel y noble cumplimiento que tuvo la Caballería, cuando se aprestaba a enfrentar a fuerzas superiores en personal y material.

Llegaría el año 1981, cuando el Comandante de la Brigada EL ORO pone en ejecución una nueva modalidad de combate llamada «DEFENSA AGRESIVA». Se trató de una propuesta propia de mi creación, en la que se empleaban entre otras a las Unidades de Caballería de Sangre. Es así como en el frente de PALMALES, el Grupo FEBRES CORDERO se empleó con un éxito basado en la férrea disciplina, formación y aplicación de principios doctrinarios. A propósito, nunca dejaré de reconocer el sacrificado y cívico trabajo de Sor MARÍA AMALIA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, quien, con DOCE (12) Madres Carmelitas Descalzas, nos levantaron la moral pues apoyaban a los Soldados en las líneas de combate.

Y en el conflicto del CENEPA, igualmente los Soldados de Caballería hicieron gala de emplearse adecuadamente en selva, siendo parte de una victoria Militar que la diplomacia la vendió cara años más tarde; pues luego de una amarga negociación, se firmó un «TRATADO DE PAZ» que no quiero recordar.

Luego para reafirmar mi concepto de preparación y profesionalismo con lo cual ha actuado muestra Arma no podría dejar pasar por alto los triunfos tanto en competencias hípicas que lo hemos logrado a nivel Nacional e Internacional esto si ha sido netamente a Caballo y en la parte Deportiva lo cual nos a enorgullecido cuando con nuestros triunfos hemos izado el Pabellón Patrio en un sin número de competencias, lo cual no han hecho sino reafirmar como ha sido nuestra preparación profesional Militar y Deportiva la cual siempre nos hizo DISTINTOS y orgullosos por cierto.

Ahora que todo se ha terminado no me queda más que decirle a la Caballería de Sangre, descansa en paz, para gloria y satisfacción de quienes todavía vivimos de sus triunfos esperando que alguna día nuestra generaciones venideras revivan la existencia de la Caballería Eterna y no se la incluya su desaparición con otras Armas que por desconocimiento profesional o intereses políticos se trata de desaparecer como es a la Inteligencia Militar por ejemplo, con el proyecto de tintegrarla a la Inteligencia Nacional que obedece a la suerte de transparencia vulnerando así los Principios Universales del SECRETO, LA RESERVA que son condiciones indispensables para tener éxito en la SORPRESA contra un enemigo común.

Con mucha nostalgia quienes ya somos pocos debemos aceptar la realidad que todo se ha acabado, pero jamás el ESPÍRITU que por siempre y para siempre nos acompañará en nuestro recuerdo y en el único evento que podremos realizar cada año en la conmemoración del día de SAN JORGE nuestro Patrono y que será el incentivo que tendremos para seguir viviendo los pocos que vamos quedando, en esta Historia de una muerte anunciada.

Por: EDMUNDO VIVERO B.

General de Div.

21 de MAYO del 2009


28 NO SOY HIJA DE MILITAR, ESPOSA SÍ


29 Caballo Huaso

“CABALLO HUASO”

RELATO QUE NOS CUENTA   MAURICIO SCHEUCH ARAYA

Ya pasó todo el festín y estoy suelto de mi jáquima en la pesebrera, como cualquier otro día. Es FEBRERO, no hace frío y la noche está estrellada, sólo un pequeño dolor en mi mano delantera me recuerda a cada segundo que no estoy en el cielo…

Hoy fue un día de gloria, el mejor de mi vida quizás. Llevo pegado un ardor en el corazón que me emociona al recordar. Y quiero recordarlo todo. Mi propia imagen reflejada en el bebedero me transporta a cuando era un tímido potrillo en el Criadero “LAS CABAÑAS” en BUCALEMU. Recuerdo a mi madre, “TRÉMULA” la yegua más rápida de todo el Hipódromo, recuerdo su andar elegante y sus muchos mimos para conmigo.

Yo iba a ser la promesa de la Copa Hipódromo CHILE en el año 1938. Una especie de monarca del hipódromo. El rey. Quizás por eso, los preparadores me decían “FEY”, y no por el diminutivo de “FAITHFUL” mi nombre verdadero.

Mi padre “HENRY LEE”, un semental purasangre, al que solo había visto un par de veces en mi vida, era una leyenda mundial. Nacido en BOSTON, había llegado a CHILE a principios de los años 30. Su fama hablaba por sí sola, cosa que para mí, era un peso más que un orgullo.

Mi preparación fue planificada por muchas personas que me visitaban. Todos elogiaban mi raza, mi cuerpo y mis supuestas aptitudes, pero nadie en verdad me miraba. Asimismo, en 1936, el año de mi debut, no gané ninguna carrera. Tampoco durante los DOS (02) años venideros. Me cambiaban la comida, el jinete…y nada.

No me podía concentrar con los ojos tapados, lo mío era mirar el cielo y soñar …

Un día me vinieron a ver unos hombres altos, rubios y bien peinados. Me amarraron una montura pesada y me montaron. Cada uno de ellos pesaba como TRES (03) Jinetes de los que yo estaba acostumbrado. Me llevaron a vivir a la Ciudad, al Club de Polo. El entrenamiento era en una caja cuadrada de pasto donde todos corríamos de un lado a otro persiguiendo una pelota de madera y el jinete gritaba al pegarme en las patas con un largo palo de madera. Una experiencia realmente horrible.

A los pocos días, me subieron a un camión camuflado y me fui a QUILLOTA, a un Regimiento Militar. El lugar era precioso y verde. GASPAR era mi domador. Parece que quería que desfilara para el Presidente ALESSANDRI.

Los Militares me cuidaron bien y me enseñaron con paciencia esos ridículos pasos y los aprendí. Uno de esos días tuve un accidente en un traslado, enterrándome un fierro en las nalgas. El dolor era tan fuerte que no podía dejar de relinchar. Vino un veterinario y dijo que debían sacrificarme al día siguiente.

Esa noche cambió mi vida para siempre. Entró en mi pesebrera un joven militar. Me acarició con cariño y curó mis heridas. Luego me sacó de ahí y me escondió por cuatro días en un carro para caballos. Me llevaba agua, terrones de azúcar y afrecho fresco. Ese hombre me salvó la vida.  Ese hombre era ALBERTO LARRAGUIBEL

ALBERTO me cambió el nombre, para que nadie sospechara de mi vida anterior tan llena de fracasos.  “HUASO” me llamaba ahora y me gustaba más que el anterior, además así podía renegar de esa siutiquería espantosa de la que había tratado por tanto tiempo de hacerme a un lado

Ahí empezó la mejor etapa de mi vida. Corría el año 1943, la guerra había terminado en el mundo. Nosotros la habíamos pasado entrenando sin descanso. Fueron varios años de aprender. Algunas veces incluso nos subimos a un avión y volamos a muchas partes del mundo a competir…con relativo éxito, pues lo nuestro no era salto en circuitos, lo nuestro era otra cosa. Los dos soñábamos con lo mismo. Los dos soñábamos con volar.

En 1948 ALBERTO y yo batimos el récord Sudamericano de 2,37 metros de altura.

En 1949, al primer intento de pasar el salto rehusé apanicado, al segundo intento pasé las manos, pero rozé con el vientre botando una de las varas. En el tercer y último intento, pasamos bien, batiendo el récord mundial con 2,47 metros de altura.

La gente presente ese día no hacia ningún ruido, era un silencio palpable. Cuando iniciamos el vuelo, nadie respiraba; y cuando mis patas delanteras tocaron el suelo, fue un completo alboroto. La gente gritaba, lloraba, inclusive se acercaron a mi para arrancarme crines como recuerdo. La banda del Ejército empezó a tocar el himno nacional apenas aterrizamos; y yo sentí que había logrado mi sueño. Podía volar.

Dato:  *Se ha intentado reiteradas veces romper el récord de «Huaso», pero hasta hoy no se ha logrado 🇨🇱


30 La Escénica de ser Militar


31 Pautas para nombrar un Comandante


32 Carta de FROSNAAGO al Sgos. (sp) Manuel Pinos


33 EL COLEGIO MILITAR, El Aprendizaje del Miedo


34 El General Roca


35 Eres de Caballería